Nuestro mundo actual está atravesado por una lógica globalizadora, la del Mercado, que nos pretende imponer un único modelo cultural. Este proceso homogeneizador desplaza los conocimientos tradicionales, poniendo en peligro infinidad de actividades rituales, productivas y expresivas. Por suerte, esta no es la única dinámica contemporánea. También surgen con fuerza iniciativas en sentido opuesto que, desde lo local, reafirman y reproducen identidades colectivas específicas.

El último fin de semana de febrero tuvimos la gran suerte de conocer desde dentro uno de estos ejemplos de resistencia. A sus 24 años, Edilberto Rodríguez, es pastor de cabras a tiempo completo, compaginando este oficio con la labor de recoger, documentar, estudiar y dar a conocer la identidad cultural y el folklore de su tierra: Pombriego, en la comarca de La Cabrera, entre El Bierzo y Galicia. Criado entre las personas mayores del pueblo, desde pequeño se interesó por la música, los bailes y tradiciones propias del territorio.

Domina a la perfección las coplas, el toque de pandereta, chifla y tamboril y los puntos de la jota, el corrido y la muiñeira tradicionales de Pombriego. Pero además, fue quien inició la recuperación de este ancestral carnaval con mucha personalidad, donde las madamas y los entroidos salen a las calles tocando, bailando y repartiendo papas de harina.

El grupo de 14 personas que participamos en la pasada edición del esta fiesta popular llegamos de diferentes zonas de Asturias, Galicia y Castilla y León. Fue un viaje a la esencia. Un viaje de transmisión, disfrute e intercambio que quedará siempre grabado en nuestras memorias.


